Ha pasado un año desde que la Arena del Caos fue destruida, Asagi y Sakura se encontraban actualmente en una calle abandonada en una isla artificial que flotaba en la parte superior de la Bahía de Tokio. Era una enorme isla en forma de caja construida por el gobierno y denominada "Reino de Tokio".
Había esperanzas de que se convirtiera en un segundo centro urbano flotando en el mar, pero no había conseguido atraer a los negocios.
La única forma de llegar y salir de la isla era a través de la isla de Honshu por el puente de 10 kilómetros del Reino de Tokio. Desgraciadamente, esta estrecha ruta fue el medio por el que los habitantes del infierno se abrieron paso en la isla, atrayendo a anarquistas, criminales e incluso inmigrantes ilegales, transformando las calles de la ciudad marítima en un refugio de peligro mundialmente conocido.
Por muy abandonadas que estuvieran las calles, el orden existía en ese lugar a pesar de ser un caldo de cultivo del crimen.
Había un distrito de negocios en el centro, así como una de las mayores grutas de prostitutas de Asia. Tanto si sólo sobrevivían los fuertes como si no, la viabilidad de vivir allí exigía no descuidar la amistad con los fuertes.
